52 Capítulo: “La destin s'approche”

Llegue a casa, y no había nadie, cosa que me sorprendió. Pensé que iban a estar en la puerta antes de que entrase, a veces soy demasiado egocéntrico, tengo que admitir.
Me recorrí la casa entera y nada, era como si se hubiesen ido sin avisar. De repente algo empezó a vibrar, cierto había puesto el celular en vibrador por el Psicólogo.
- ¿Si?
- Jacob, hay perdón que nos fuimos es que teníamos… - era Leah
- ¿Que?
Verdaderamente estaba enfadado, mi primera cesión a la que ellos me habían mandado ¡y se iban!
- Teníamos que ir a hacer algo.
- Bien
- ¿Estás enfadado?
- No.
- Parece que sí.
- Bueno ya se me irá.
- Bien…
Me quedé callado.
- Dime, ¿como te ha ido?
- Bien por suerte, pero hay algo que tengo que decirte.
- ¿Qué?
- Tienes que venir en la próxima sesión.
- ¿Por?
- No lo se, eso me dijo el doctor – mentira. Sí sabía, pero no le quería decir que era por la decisión que tenía que tomar.
- Bien, pero decime qué día, esta semana estoy con muchas cosas.
- El jueves, ¿qué cosas tienes que hacer, no me has contado nada?
- ¡Sorpresa!, si el jueves creo que puedo, veo.- Pero avísame que tengo que confirmar, sino buscare a quien llevar
- Bueno Jacob mira si quieres después nos vemos, estoy gastando mucho teléfono.
¿Desde cuando? ella siempre decía que cuando hablaba conmigo ganaba no gastaba.
- ¿Y tu frase?
- Hay Jake lo siento, pero mi mama me dijo que deje de gastar tanto, en verdad todo esta aumentando, y además si quisiéramos vernos podríamos, no tenemos mucha necesidad de llamar uno al otro, cuando quieras verme avísame y listo.
- ¡Ya!
- No puedo ahora, ¿que te parece en dos horas?
- OK. En dos horas nos vemos.
- ¿Adonde?
- No lo se búscame.
Corte y decidí que tenia que llamar al Psicólogo, el no me había dicho que podía, pero sí lo oí decir estoy para lo que necesites.
No dude más y marque el Número.
- Habla con Pedro Stelavintec ¿en que lo puedo ayudar?
- Hola, soy Jacob
- ¡Jacob! Que sorpresa…
- Sí, es que han pasado varias cosas
- Estoy para escucharte
- Resulta que Leah me dice que no tiene mucho tiempo por una SORPRESA, y ella dice todo, ordena, nose si mal, pero eso nunca pasaba, creo que me estoy dando cuenta de que nosotros no funcionábamos bien o por ahí si pero tengo tantas dudas.
- El jueves nos vemos, solo estas confundido, cuando estés seguro vas a ver todo mas claro.
- ¡Hay me acabo de acordar!
- ¿Qué cosa?
- ¡El viernes es nuestro aniversario de 4 años de novios?
- ¿De veras?
- ¡Sí! Ya entiendo, ESA debe ser la sorpresa. Muchas gracias doc, nos vemos el jueves.
Corté.
Me había acordado que el viernes nuestro aniversario con Leah, ¡debía prepararle algo! ¿Cómo se me podían olvidar así de repente las cosas? Era un desconsiderado.
Con las dos horas que me faltaba, decidí ir a Port Angels a comprarle mi regalo. Nuestra tradición era regalarnos mutuamente pequeños lobos.
Ella me regalaba unos lobitos hermosos (uno por aniversario) de diamantes para que ponga en mi habitación y yo unos dijes con forma de osos de oro blanco para que se ponga como collar.
Debía ir urgente a la tienda, ya que esta vez me había retrasado, siempre lo pedía con dos semanas de anticipación. Estaba muy distraído, y todo por culpa de los sueños.
Corrí hacia el auto y me dirigí a Port Angels.
Nunca había manejado a la velocidad que fue, que en cuestión de minutos estaba allí.
Bajé y fui a la tienda donde siempre le compraba los regalos a Leah, pero esta vez habían cambiado el nombre: “La destin s'approche”.
Ignoré que significaba, pero me hizo recordar a Nessie. Eso me dolió.
Ingresé y siempre me atendía el mismo señor.
- ¡Jacob Black! – me saludó alegremente - ¡qué gusto verte!
- ¡Señor Marbella! ¿Cómo le va?
- Bien por suerte, con unos pocos dolores de espalda, pero bien, contando mis días.
- Hay, por favor, no diga eso.
- Sé que no suena lindo, Jake, pero es la verdad. ¡Ya tengo 83 años! No aguanto más, de veras.
- Unos años más puede esperar, señor Marbella.
- Por favor, dime Alcrelio. Siempre te lo he dicho, chico, y tú nunca me haces caso.
- Perdón, Alcrelio.- y le puse cara de pobrecito. - ¿oye han cambiado el nombre de la tienda?
- Sí, nos lo cambiaron, tiene nuevo dueño
- Jeje, igual me… gusta.
- Que suerte, chico, ¿Qué buscas esta vez?
- Bueno, pues quiero…
- ¡No me lo digas! ¡Ya sé! ¡El dije para tu novia!
- ¡Sí!
- ¿Cuántos cumplen?
- Cuatro años.
- Pfff, que barbaridad. Como la edad que tiene este local, jeje. ¡En verdad están enamorados!
- Bueno… pues… sí…
- ¿Qué mi amigo, dudas?
- No es que dudo… pero nose… pienso que nuestra relación podría quebrar en cualquier momento…
- ¡Hay no digas eso Jake! Yo creo que van a seguir estando juntos, por lo menos hasta que yo siga vivo.
- ¿Dice usted?
- Se lo podría apostar.
- Eso… espero Alcrelio… bueno, cambiemos de tema… ¿tiene dije?
- Déjeme fijarme bien…
Se fue y volvió al instante con las manos vacías.
- Hijo…
- ¿Sí?
- No me quedan más
- ¿Qué?
- Pensé que tenía, pero ayer se llevaron el último.
- ¿Quién?
- No lo sé.
- ¿Leah?
- No, ella no.
- Uhi, que mal. ¿Ahora que hago?
- Nose… puedes llevarle otra cosa…
- No, no… ¿Cuándo tendrás más?
- Bueno… emmm, déjame pensar… si quieres te puedo fabricar uno… para la próxima semana.
- ¿Próxima semana?
- Sí, es lo más rápido que puedo hacer
- Ni por casualidad para el viernes, ¿no?
- Si quieres puedo intentar. Pero no te prometo nada.
- Hay, muchas gracias Alcrelio
- Eso va a causar que incremente el costo.
- No importa ¿Cuánto sería más o menos?
- Unos… U$S 150
- ¡Uhi! ¡Un montón!
- Sí, es que el original sale ese monto, los que tú comprabas antes, eran los viejos que quedaban de la temporada que los sacábamos.
- Bueno, no importa, Leah lo vale. Si quiere te la doy ahora.
Tenía la plata que había cobrado de trabajar en el taller.
- Dale.
Le dejé la plata al contado.
- ¿Hoy es martes, verdad? – me preguntó
- Sí.
- Bueno, si hoy me pongo a hacerlo… mañana continuo todo el día… para última hora del jueves lo tendré.
- Hay mil gracias Alcrelio, eres lo más
- De nada, Jake.
- Hasta luego.
- Adiós.
Me fui de la tienda sin un solo centavo, pero bueno, le pediría un préstamo a Billy luego.
Leah lo valía… por lo menos hasta ahora…
En ese momento sonó el teléfono.
- ¿Hola?
- Jake – era Leah
- Leah
- Mira, hoy no nos podemos ver, si quieres arreglamos mañana, vamos a pasear al bosque o algo. - Dale.
- Un beso
- Beso.
Corté y me dirigí a mi casa. Suerte que Leah canceló la salida porque estaba agotado.
Pasé por Mc Donalds y me compré un doble cuarto de libra, estaba hambriento.
Lo comí durante el viaje, y cuando llegué, Subp. Rápido a mi habitación y me recosté a mi cama. En cuestión de segundos estaba dormido.

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