26 Capítulo-Mi segunda madre

Entramos a la casa y había muchos murmullos. Fuimos a la cocina y no podía creer lo que veía ante mis ojos. No podía entender la causa de lo que veía. Todos se voltearon y nos miraron a Nahuel y a mí. Nahuel no parecía sorprendido, pero mi cara expresaba sorpresa y confusión.
- Nessie… que sorpresa verte aquí… a los dos… tan temprano – dijo Emmet mirando a Nahuel.
- ¿Temprano? Son las siete…
- Sí… pero… no nos avisaron nada…
No respondí. Los miraba esperando una explicación.
- Renesmee… ven. Vamos al piso de arriba – me dijo Rosalie
- No.
- Nessie… dale. Anda con Rose – me pidió Jasper.
- He dicho que no.
- Nessie. No lo voy a volver a decir. Vete con tu tía al piso de arriba. – me ordenó mi padre. Estaba serio.
- ¿Pero por qué siempre me hacen esto? ¡ES INJUSTO! – les grité y me fui corriendo hacia mi cuatro. Cerré la puerta de un portazo, me tiré a la cama, y comencé a llorar. No podía creer que siempre me hagan lo mismo, que nunca me cuenten nada, que me oculten cosas. Ya me había cansado de que me traten como una pequeña.
- Ness… corazón. ¿Puedo pasar? Soy Rose.
- ¡No! ¡Quédate afuera! ¡No quiero hablar con nadie!
- Pero Nessie vamos. Ábreme.
- ¡NOOOO!
- ¿Quieres que la tire abajo?
- Haz lo que quieras no me importa. – dije entre sollozos.
- Nessie… por favor no llores. Te explicaré… todo… lo que pueda. Por favor ábreme porque la romperé y no tendrás más privacidad. – “Todo lo que pueda” no era suficiente.
- Te he dicho que hagas lo que quieras. ¿O no me escuchaste?
- Bien. Tú lo pediste. Tres… dos… - se escuchó que algo se había roto en mi habitación – uno – y Rosalie ya estaba en mi cuarto, con la puerta rota – te dije, Ness… perdona, pero tenía que entrar.
Paró la puerta y la apoyó contra la pared, para que parezca que estaba cerrada. Se acercó hacia donde yo me encontraba, se sentó en la cama y me acarició el pelo. Bruscamente le saqué la mano de un golpazo.
- ¡Renesmee! ¡No me vuelvas a hacer eso! ¿Me entendiste?
- Tu no me mandas.
No pudo decir nada, yo tenía razón, aunque estuve mal en haberle pegado.
- Nessie… intento ser amable con tigo. ¿Podemos hablar?
- No
- ¿Por qué Nessie? ¿Qué es lo que te ocurre corazón?
No respondí.
- Nessie. Por favor. Hablemos.
Me levanté, la miré y le dije:
- ¿De que va a servir? Decime. Si me mentiras. Como siempre.
- Nessie… nosotros nunca… - la interrumpí
- No digas que nunca porque me estarías mintiendo. ¡OTRA VEZ!
- Nessie… por favor. Tienes que entendernos.
- ¿Entenderlos? ¡Por favor! ¿Por qué no me entienden a mi? Siempre son ustedes los que están acertados y las “victimas”
- No digas eso. ¿Crees que nos gusta mentirte Ness?
- Sí.
- Pues no es así.
- ¿Entonces por qué lo hacen? Es ridículo
- Por tu bien – cuando me dijo esto, la quería matar. Me paré y le dije casi gritando.
- ¡¿POR MI BIEN?! ¿De qué me estas hablando? Lo único que me hacen es hacerme sufrir, ¿no entienden eso?
- Pero…
- Déjame. Estoy hablando yo.
Asintió con la cabeza. Yo estaba sacada, enojada, harta. Podrida de que me vivan mintiendo. Y se lo dije.
- Ustedes no me entienden a mí. ¿Les gustaría vivir sin conocer la verdad? ¿Qué les oculten cosas constantemente? Ustedes nunca me dicen nada, cuando les pregunto algo o me miran con cara o me mienten, o intentar sacar otro tema. Viven ocultándome cosas y mintiéndome todo el tiempo. Nunca me ponen al tanto de lo que vamos a hacer o de lo que harán. Me alejan de lo que más quiero. Lo único que quieren que haga, lo único que hago en mi vida, es ir al colegio y mudarnos. Ya se que el tema de la mudanza no lo pueden controlar. ¿Pero ocultarme cosas? ¿Mentirme? ¿Les parece bien hacerme esto? ¿No entienden que yo sufro cada vez que pienso que no me quieren decir algo? Siempre me apartan ustedes, como si yo no fuera parte de su familia… y ya me cansé. Me tratan como una bebé, todo el tiempo controlando de lo que hago, de lo que haré, etc. O cambian su actitud o… ¡me voy a vivir con el abuelito Charlie!, no se. Pero ASÍ no quiero vivir. Ni siquiera tienen una explicación. Lo único que quieren es evitar problemas al contarme la verdad, pero no están evitando problemas, al contrario, los están creando. Si siguen así, algún día voy a estar sinceramente harta de vivir así que me voy a terminar escapando. Y esos son verdaderos problemas.
Cuando terminé de ahogarme Rosalie se quedó mirándome, sorprendida.
- Nessie… no se lo que decirte. Realmente me siento mal por lo que estas diciendo… sinceramente lo siento Ness… les diré esto a tus padres… y veremos que hacer.
Me quedé callada. Estaba agotada.
- Ness… puede ser que a veces te apartamos, y que no te decimos algunas cosas. Pero créeme, todo lo que hacemos es por tu bien.
- No voy a hacer ese discurso otra ves Rosalie. Pero lo que hacen no me hace nada bien a mí. Al contrario.
- Lo sé Ness… pero nosotros no somos las criaturas más peligrosas que hay allá afuera…
- ¿Hay más criaturas aparte de nosotros?
- Sí Ness. Y son más peligrosas todavía… por lo menos para nuestra especie… y particularmente para la tuya.
- ¿Y cuáles son?
Rosalie se quedó callada y miró para un costado.
- Claro. Eso tampoco me lo quieren decir.
- No es que no queramos Ness… bueno una es que no todos los vampiros se alimentan de sangre de animal… ¿sabes?
- Sí. Me lo han mencionado una ve z….
- Bueno Nessie, tememos que como tú eres una especie no vista habitualmente, que quieran abusar de ti Nessie.
- Pero… no lo harán… yo sé defenderme.
- Lo sabemos, pero son más peligrosas de lo que piensas, Ness…
- ¿Cómo esos Vulturis que vinieron en mi nacimiento a… matarme?
- Sí, preciosa. Hay muchos como ellos.
- Oh…
- Sí, Ness… por eso algunas cosas te las ocultamos… pero no te preocupes corazón, algún día te enterarás de lo que tienes que enterarte…
- ¿Pero cuando?
- No se Nessie… eso no está en mi dedición.
- Gracias Rose. Tú siempre me haces sentir bien – la abrasé y le di un tierno beso en la mejilla.
- De nada Ness. Y perdona. ¿Quieres algo para comer?
- No… ya comí un Jaguar.
- Mmmm, me haces tentar.
- Ja.
- ¿Qué quieres hacer Ness… aparte de ir abajo a escuchar la conversación?
- Dormir…
- Bueno. Te dejo entonces.- me dijo y me dio un beso en la mejilla.
Cuando se iba algo vino a mi mente.
- Rose…
- ¿Qué pasa mi amor?
Pensaba preguntarle de por que ellos estaban allá abajo… pero decidí hacerlo mañana. Estaba agotada.
- Nada, nada.
- Muy bien, dulce. Duérmete.
- Adiós Rose.
Se fue, me puse el pijama y me dormí. No me desperté hasta la mañana siguiente. Y no tuve ningún sueño raro. Todo lo que tenía adentro lo había descargado, gracias a Rosalie, mi segunda madre.