8 Capítulo - Declaración

Sentí que era la persona más estúpida en todo el mundo, cómo podía creer que Leah sintiera lo mismo por mí. Leah se quedó mirándome esperando a que dijera algo pero me quede callado, no pude pronunciar una sola palabra. Me di la vuelta y me dirigí al carro. Leah se quedo en la puerta observando cómo me iba.
No quería llegar a mi casa sabia que ya Seth o Leah habrían llamado y cuando llegará mi papá empezaría el interrogatorio. El único lugar seguro donde se me ocurrió ir fue la casa de los Cullen. Al llegar me di cuenta que fue la peor decisión que tome, todo lo que había olvidado aunque fuese por unos minutos a causa de Leah, volvió a mi memoria con más fuerza que antes, no aguanté. Salí corriendo y me transformé, corrí toda la noche, reflexione sobre Leah y tome una decisión.
Corrí hasta el carro, busque mi ropa pero me acordé que estaba destrozada, no me importo me monte, arranque y fui a mi casa. Llegué, el destino estaba a mi favor, Billy estaba dormido, hubiera perdido mucho tiempo escuchándolo. Fui a mi cuarto agarré una camisa, unos Jean, me los puse lo más rápido que pude y fui directo a casa de Leah. No sabía que le iba a decir solo sabía que tenía que salir de la duda de una vez por toda. Al llegar toqué le timbre pero nadie me abrió, supuse que la razón seria que yo era el único loco en todo el pueblo que estaba despierto un domingo a las 6:30 A.M.
Conocía muy bien la casa, entre por la puerta de atrás y fui directo al cuarto de Leah, al entrar noté lo bella que se encontraba, lo ciego que fui al no darme cuenta de que a mi lado tenia a una de las personas más bellas en el mundo, después de mi Nessie . Mientras la observaba se dio la vuelta. Me observó y saltó de una sobre mí, extendiendo sus brazos alrededor de mi cuello. Me dio un abrazo tan fuerte que pensé por un momento que me estaba ahorcando.
-Jake ¿dónde estabas?….me preocupé mucho anoche…..no pude dormir….llame a Billy y no sabía nada de ti- me sorprendió mucho el tono de preocupación en su voz. Esto hizo que me convenciera más aun que era ahora o nunca.
-Leah no importa donde estuve anoche lo que importa es lo que te voy a decir horita….creo que pensarás que estoy un poco loco pero tengo que decírtelo…- me quede callado, las palabras no salían de mi boca.
- Jake ¿que sucede? recuerda que puedes confiar en mí
-bueno lo que te quería decir es que últimamente he sentido cosas extrañas…. ¿no sé si sabes a que me refiero?
- No, Jake, deja el rodeo y dime de una vez, me estas matando
- Es que desde el día que íbamos camino al hospital… me di cuenta que no eras la persona que yo pensaba que eras y bueno tu sabes lo demás- no podía continuar. Ella me observaba y eso me ponía peor.
- Jacob dilo, confía en mí no se lo diré a nadie- soy un idiota, las palabras no salían de mi boca. Hasta que lo logre.
- ¡LEAH ESTOY ENAMORADO DE TI! aunque suene loco o raro, pero es la verdad, anoche te lo quería decir pero no puede, hoy me decidí y aquí estoy declarándome. Sé que soy muy idiota no sé cómo se me ocurrió la idea de que podrías sentir lo mismo por mí, pero bueno dilo rápido y así no duele tanto- después de estas palabras todo se quedo en silencio, no podía voltear a ver su cara, me senté en la cama y puse mi cabeza entre mis manos. Tanto silencio me consumía por dentro, logré ver su cara y era de alegría pero a la vez de tristeza. Me paré corriendo para huir al bosque. Antes de llegar a la puerta ella me tomó por el brazo.
- Jake por favor no te vayas, hablemos- me volví, me senté en el mismo lugar de antes y la observé. Ella se sentó a mi lado.
- Como ya te dije Leah, dilo rápido, sin rodeo, ya sé que tu corazón le pertenece a otro, pero tenía que decírtelo…
- Jake recuerdas que me preguntaste que si seguía enamorada de alguien y te dije que si…
- S-si -dije
- También recuerdas que me preguntaste que si lo conocías, y te dije que si, luego me reí y te dije que no me escucharas, que eran cosas mías
- Aja- respondí. ¿Cuál era el punto al que quería llegar?
- Bueno me reí porque esa persona… – se quedo callada. Solté una carcajada de los nervios. Fue lo peor que pude hacer, no la ayudaba en nada.
- No te rías, por favor. También es duro decírtelo.
- Dilo ya, dije
- E-eres tú…